Otra vez la ignominia se cierne sobre ética informativa en el Macondo tropical, conocido por Cuba. De la misma forma que se manipuló totalmente la muerte de Orlando Zapata Tamayo, otra vez se utiliza la ciencia médica para encubrir un asesinato. Las agencias de noticias de la isla se enfrentan a una fuerza colosal que les supera y esta no es otra, que el acceso a la información del mundo libre, que de una u otra forma llega cada día más a la isla cárcel. No tienen otra opción que dar información oficial sobre una muerte, precisamente ellos habituados a no ofrecer información durante años, de miles de fusilados y fallecidos en las mazmorras dictatoriales.
El caso Zapata Tamayo es brutalmente transparente a los ojos de cualquier galeno, fue sacado de la penitenciaría con evidente fallo multiorgánico y con el único propósito de que falleciera en una institución hospitalaria. El objetivo claro, pretender enmascarar uno de los más crueles asesinatos gubernamentales del presente siglo, el sufrimiento de un hombre que fue privado de líquidos hasta más allá de cualquier resistencia humana. La maquinaria propagandística del único partido legal en la isla fue despiadada, tildaron de delincuente común a un huelguista de hambre por razones políticas, pero ni los condenados a muerte por crímenes reciben tal trato en el mundo civilizado, de ahí que un detalle quedó claro a los ojos del mundo, la dictadura asesinó una vez más.
Ahora en Santa Clara han intentado la misma maniobra, pero el asesino siempre comete un desliz. Con un raro proceder en su conducta habitual con la información, el gobierno cubano “excusatio non petita accusatio manifesta”, es decir que una excusa no pedida es una implicación manifiesta, teniendo en cuenta los antecedentes gubernamentales en casos como estos. Pero la nota oficial va más allá y ofrece como causa directa de la muerte el diagnóstico de una Pancreatitis Aguda. Las pancreatitis se producen habitualmente en alcóholicos crónicos, que este no era el caso y sobre todo en ingestas suculentas, de ahí una frase común que señala que de “grandes cenas, están llenos los cementerios” y no es este caso tampoco, pues fue golpeado, apresado y conducido al hospital en condiciones críticas.
Pero hay un dato curioso en las pancreatitis que les hace encajar perfectamente en esta historia y es una causa descrita: TRAUMATISMO ABDOMINAL. Es decir que puñetazos en el abdomen o golpes contundentes con objetos sólidos sobre la zona pueden ser causa directa de una pancreatitis. O los oficiales de la Seguridad del Estado al frente del caso pasaron por alto el detalle o la presión popular hizo que se diera con celeridad una respuesta, pues la Pancreatitis Aguda confirma que el ex preso político Juan Wilfredo Soto ha fallecido a causa de una golpiza policial.
Ahora volverá la izquierda radical que apoya la dictadura cubana a barajar argumentos con fines de descrédito, es lógico, los hay por ahí que niegan hasta el holocausto judío, pero un detenido que es retenido en dependencias policiales, golpeado y posteriormente ingresado en una institución hospitalaria para fallecer por una Pancreatitis Aguda, es un asesinato y no hay argumento válido que pueda contrarrestarlo, ni por ciencia ni por lógica. Esperar de una dictadura un mea culpa es pecar de fantasioso, pero razonar es asequible a todos y este caso es elemental.
Dr.Ramón Muñoz.
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