Atrás deja su uniforme verde olivo, atrás deja su paso marcial, atrás deja su arrogancia militar, atrás deja muertos, exiliados, encarcelados, suicidados, mancillados, atrás deja un pueblo dividido…ahora se envuelve en un disfraz de abuelito cariñoso, desvalido, achacoso, pendiente del mundo pero no de su pueblo, pendiente si Irán va ha ser invadida por USA o no, si va haber un cataclismo nuclear, de las formulas de la relatividad de Einstein.
El asesino por obra y gracia del marketing se nos ha convertido en un simpático anciano, envuelto en una camisa a cuadros, saludando a niños y disfrutando de espectáculos acuáticos en un cómodo sillón del cual carecen el resto de espectadores, así los maestros del marketing Cubano nos quieren presentar al sanguinario dictador.
Quizás algunos caigan en el engaño, sobretodo los mas desconocedores de la situación e historia cubana, pensaran “¿como es posible que ese inofensivo abuelo pueda ser odiado por tantos?”, pensaran que es un buen hombre que se preocupa por la flora y fauna del planeta, ilusos, pero de eso se trata el marketing y Castro es el maestro de maestros con 51 años de experiencia.
El marketing que daña es los desterrados oficinistas , de corbata y camisa planchada.
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