En una película de PIXAR, “Buscando a Nemo”, uno de los
personajes principales es un pez que ayuda al padre a encontrar a su hijo, su
nombre es “Dory”, este pez le es imposible recordar lo que le ha ocurrido minutos
antes, sin embargo hacia el final de la película logra superar su mal.
Los cubanos somos como Dory, ocurre algo (una muerte por
ejemplo) que nos hace levantar de nuestros asientos durante un tiempo corto,
alzamos nuestras voces, nos indignamos en Facebook o en twitter, pero pasa el titular,
pasa la vorágine y después solo queda el vacío.
¿Se acuerdan de ese muchacho que intentó escapar de Cuba en
un tren de aterrizaje de un avión hacia España? ¿Qué fue de su cadáver y de su
familia en Cuba? ¿En que paró esa triste historia?.
¿Se acuerdan de Santiago Du Bouchet, uno de los presos políticos desterrados a España que fue encontrado ahorcado?. ¿Qué fue de su cadáver y de sus
familiares en Madrid?.
Preguntas difíciles de contestar, nos olvidamos de ellas, de ellos,
somos exactamente igual que Dory, sufrimos del trastorno de “perdida de memoria
a corto plazo”. Mi temor es que quizás esto no sea un trastorno, quizás es que
los cubanos somos así y punto. ¿Seremos capaces de superar este mal como el pez
de la película?
Hay otros olvidados, Orlando Zapata y su pobre madre que hoy
limpia pisos en Miami, Juan Wilfredo Soto muerto a tonfazos, Wilman Villar
Mendoza en una huelga de hambre y posterior descredito de su figura por la
dictadura o el caso mas reciente, la querida Laura Pollán que da nombre en la
actualidad a las Damas de Blanco que justo ahora son atacadas por parte de un
exilio que no entiende o no tolera que se hubieran reunido con el Cardenal
Ortega.
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